lunes, 23 de mayo de 2016

Una boda de invierno: Marina y Pedro


En la noche del viernes 20 de febrero de 2009, Marina y Pedro se conocieron por un amigo común que les invitó a ambos a su cumpleaños. Ella conocía a toda la pandilla salvo a él y esta simpática novia describe "no fue amor a primera vista sino más bien el ambiente de cumple, las copas y la noche, que confunden..." Pero para su sorpresa, al día siguiente Pedro le escribió y se pasaron todo el fin de semana hablando.

Quedaron en verse a las 22.00 en Atocha, hora a la que llegaba el AVE de Marina que había pasado el fin de semana con su familia. La mala suerte llevó a Marina a perder su tren y coger el que llegaba a las 00.00 por lo que avisó a Pedro para que no se molestase en ir a buscarla debido a las horas, aún así, Pedro insistió en ir y allí estaban ellos, un domingo a las doce de la noche buscando un bar abierto para tomar una caña. Desde aquel día no se volvieron a separar.

Poco después se fueron a esquiar juntos y descubrieron que ese era su gran hobby en común.
Es en las navidades de 2014/2015 que se fueron a esquiar, como hacían habitualmente, y en las pistas, en Grandvalira (Pirineos) "el 22 de diciembre, comiendo un perrito caliente, sacó la caja de aristocrazy y casi me dio algo, no me lo podía creer, iba gritando por pistas..." 

Tenían claro que querían una boda en invierno, así que fijaron la fecha para el 20 de febrero de 2016, ya que caía en sábado y, además, es el día que se conocieron, por tanto, se casaron cuando hacían siete años juntos.

Es así que el 20 de febrero de 2016, contrajeron matrimonio en la iglesia gótica del colegio nuestra señora del Pilar a las 13.00 con un día casi primaveral.


La ceremonia estuvo llena de detalles y fue muy emotiva ya que el sacertode que los casó es amigo de la familia de Pedro. Además, Marina es profesora de primaria así que sus alumnos de sexto, dirigidos por Miguel, gran amigo suyo y profesor de música, pusieron música a la ceremonia tocando y cantando "don't look back in anger" de Oasis, una de las canciones preferidas de la novia.


La sobrina de Marina fue la encargada de llevar las arras y llevaba una corona de Borboleta design  haciendo juego con el ramo y tocado de la novia


Para su vestido de novia Marina se decantó por Encarna Pascua, con quien tuvo conexión desde el minuto uno y, como quería una falda nevada para su boda de invierno en la sierra, Encarna buscó plumeti para ella, "fue amor a primera vista".



Los zapatos los encontró por casualidad mirando la web de Zara, los vió y le encantó el color, azul hielo, la horma, todo, estaban hechos para ella. Así que el "algo azul" fueron los zapatos y unos pendientes, regalo de su suegra, con zafiros azules rodeados de pequeños brillantes.




De la peluquería se encargó Marieta Hairstyle y del maquillaje Mercedes Couceiro de Mcmakeup de quienes Marina dice "son super profesionales y además encantadoras"


Para el ramo y el tocado escogió hojas de olivo y flores de algodón, típica de Extremadura, de donde es parte de su familia. Ambos iban haciendo juego entre sí al igual que con el tocado de la sobrina de Marina y los centros de mesa. De ellos se encargaron Bucaro Flores y del tocado Borboleta Desing


Tocado de Borboleta 




El azul y el rojo han sido siempre los colores de Pedro y Marina, no es algo que hagan adrede, simplemente coincide así, hasta el punto de que la madrina fue de rojo y la madre de Marina de azul, sin saber nada.



Por tanto, estos fueron los colores que predominaron en la boda y en el novio, quien lució un chaquet azul tinta de Camille de Le Mans y corbata y pañuelo rojos hechos a mano de "La endrinera", una tienda artesana de Sevilla donde realizan la corbata con la tela que tú elijas. Pedro optó por las anclas, ya que tiene un significado para ellos, y es que Marina le tiene mucho apego al mar y en Madrid lo echa de menos, además lleva tatuada un ancla en el talón.


Para Marina sus amigas son muy importantes y por eso quería que de algún modo destacasen, por lo que decidió regalarles la misma tela a cada una para que se hiciesen el vestido, mono...que ellas quisiesen. Tras votación salió elegido el colo azul hielo, como los zapatos de la novia. Si es que va a ser verdad que el azul les "persigue".



Para la organización de su boda tuvo la suerte de contar con su amiga Cartu, de la agencia de organización de eventos Flamintgo. Cartu y Abraham, de Flamintgo, conocen a Marina desde niños, por tanto sabían perfectamente lo que Pedro y ella querían.

Se encargaron de toda la decoración de la finca El soto de Cerrolen, donde tuvo lugar el banquete. Como Pedro y Marina querían una boda invernal, pusieron manteles de cuadros tartán rojos y azules intercalados con azul marino en conjunto con el forro de las invitaciones de boda y las tarjetas de agradecimiento y el kit de supervivencia que regalaron a los invitados.






La comida corrió a cargo del catering El Laurel de Elena y Lola con el que todos quedaron encantados.

Contaron con un fotomatón que simulaba a un salón típico de una casa de los Alpes, también obra de Flamintgo. Para estas fotos contaron con "Soyfotomatón"








Como la boda era de invierno y a Marina le gustan mucho los tatuajes pequeños y discretos, pusieron en las mesas calcomanías con copos de nieve para que todo el mundo se pusiese un tatuaje, "fue divertidísimo ver a mi madre ponerse una calcomanía en el brazo"




Si la boda ya estuvo llena de sorpresas, la mayor de todas fue la que le dieron a Marina sus amigas compinchadas con Flamintgo y Pedro, y es que a Marina le encanta la música independiente (indie) "soy super fan de Carlos Sadness". La sorpresa es que, al terminar la comida, aparece Carlos Sadness en su boda con su ukelele, "fue más que especial, concierto privado de mi artista preferido"




De las fotografías se encargó Eva del equipo click10, de quien Marina dice "son el mejor equipo de Madrid" y del vídeo "el primer vals".







¡¡Unos novios originales y simpáticos donde los haya!!
¡Que seáis muy felices!





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